Un rival aplaudido

No importaba que sea domingo de carnaval, ¡no iba a perderme el partido de Wilstermann contra Always Ready! El encuentro prometía ser bueno, pero lo que yo quería era ver jugar a una persona: Fernando Saucedo.

Saucedo jugó en Wilstermann por más de cuatro años siendo una pieza fundamental en la obtención de los últimos tres campeonatos de este equipo. Como es de suponer, su salida no cayó muy bien a la hinchada. Y, bueno, a veces el presupuesto no alcanza a la aspiración de un jugador y éste debe buscar mejores opciones. Al final, de esto vive, ¿verdad?

¿Qué pasó el domingo cuando Fernando Saucedo entró al estadio? ¡Aplausos, saludos y gritos de apoyo! Fue un momento especial, uno de esos ratos en los que todos los hinchas aplauden a un jugador reconociendo que éste, aun cuando vista otra camiseta, sigue estando en su memoria y se ha ganado su cariño.

La verdad, lo anterior no es muy común. Existen ejemplos cercanos en los que no existen aplausos, sino sólo silbidos e insultos, porque así como la hinchada recuerda a los jugadores que dieron mucho al club, también recuerda a los jugadores que fueron desleales.

No mencionaré a los jugadores que perdieron el cariño de los hinchas, pero sí quiero recordar a Amilkar Sanchez y su primer partido con Aurora —eterno rival de Wilstermann— y cómo la hinchada no sólo aplaudió, sino que se puso de pie gritando su nombre. O también a Marcelo Bergese y David Díaz, que seguro oyeron más de un aplauso cuando entraron a enfrentar a Wilstermann.

Hoy recuerdo a cuatro jugadores que se supieron ganarse el cariño y respeto de una hinchada, y todo porque no sólo jugaron dando lo mejor que tenían, sino que salieron de un equipo de una manera digna. ¿Qué se les puede reclamar? ¡Nada!

Saucedo, ya que fuiste un jugador aviador, hoy quiero decirte: ¡Alas y buen viento! Gracias por todo.