Hinchas de televisión

No recuerdo cuándo fue la primera vez que llevé a mi hijo mayor al estadio; según nuestros cálculos, él tenía seis años. Mi hijo menor no fue, era muy pequeño, tenía en ese tiempo sólo cuatro… después se nos uniría y seríamos siempre, casi siempre, los tres.

La verdad es que yo empecé a ir al estadio por mis hijos. Sí, ellos me convirtieron al fútbol. Antes de mis hijos, yo no era muy amante del fútbol, alguna vez veía un partido por la televisión, sí seguía los mundiales, pero nada fuera de lo normal.

Hasta ese día que fuimos por primera vez al estadio… cruzamos la puerta, avanzamos por donde venden todo tipo de comidas y llegamos a la gradería.

¿Saben? Ir con tus hijos al estadio es una experiencia única… sus ojos les brillan cuando ven por primera vez la cancha y su emoción se desborda al sentir ese ambiente único que los hinchas le dan a un partido mucho antes de que éste empiece.

Es por eso que nosotros tres no entendemos a los “hinchas de televisión”, a aquellos que ven y no están ahí, en medio de miles de personas, vibrando junto a los jugadores, sintiendo que realmente son el jugador número 12.

Sin embargo, en estos últimos días tuvimos que ser “hinchas de televisión” porque la pandemia del coronavirus ha obligado a jugar muchos partidos sin público, incluyendo la fecha 12 del campeonato local.

No queda otra, la salud está primero. No queda otra, hoy todos debemos ser parte de la solución y el aislamiento es, posiblemente, la forma más eficaz para vencer a este virus.

Y así, sin querer, pude entender a todos los “hinchas de televisión” que están lejos y vibran tal cual los que tenemos el privilegio de estar acá… es que así es el amor por el fútbol, tan intenso que no importa la distancia de donde esté jugando el equipo de tus amores, tú igual gritas el gol, tal cual estuvieras debajo del palco.